Como probablemente el 95% de la población mundial, yo no sabía dónde estaba Pružany, pero una mañana me desperté y me habían llamado al teléfono móvil desde allí. Fue sobre las once –no es que me matara madrugando, yo no hago esas cosas–, nada más volver al mundo real. Como siempre, y por desgracia, eché… Continue reading